
Y solo estaba ahí sentada igual que siempre pasando el tiempo que se hacía interminable. Las agujas del reloj no parecían querer cooperar ni moviéndose un segundo si quiera. Era imposible. Verifique el celular, tenía la misma hora. Diablos! ¿Porque no pasaba el tiempo?
Decidí que sería mejor no pensar en nada. Practique eso en mi mente, ponerla en blanco. Resulto un poco difícil pero lo logre, de pronto solo estaba escuchando música de fondo pero lo mismo podría ser mi tema favorito, o el tema que más odio. No encontraba la diferencia ahora que el aturdimiento era total.
Aquello no podía ser nada bueno ya que a menudo tenía que dedicar más atención de la necesaria en recordarme como hacer las cosas más sencillas, las que hacía día a día. Pero le prefería, claramente, mil veces más antes que estar consciente de la realidad que esperaba ansiosa el menor desliz para atacarme de nuevo. Con un dolor inmenso y un mar de lagrimas. Eso llegaría, obviamente no podía evitar lo inevitable. Pero prefería que fuera cuando estuviera sola. No necesitaba ni la lastima, ni el consuelo de nadie solo un consejo imparcial y amplio. Pero nadie parecía interesado ni preocupado en ayudarme, la única que persona que podía ayudarme, ya no estaba. Quizás la vida se había encargado de arrebatarme a esa persona. Lo cierto es que ya no estaba aquí para hacerme reír y charlar para darme su punto de vista. Eso también dolía. Como le extrañaba!
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