lunes, 30 de septiembre de 2013

Tiempo

Todo este tiempo trascurrido parecía tanto por un lado, y tan poco e insignificante por el otro. Esas palabras que me derrumbaron por completo, que me bajaron a una realidad que no quería ver, que llenaron mis ojos de lagrimas hacían que sintiera como si estuviera cayendo a pedazos. Tal vez me necesitaba, ya que nadie más que yo comprendía ese dolor. Lamentaba decepcionarte y no cumplir mi promesa. Entendí que había sacrificado mi felicidad por la suya, y ninguno de los dos eramos felices. La sola idea de que estaba bien, mejor sin mí, de que era feliz era lo que me mantenía en pie día tras día. Y ahora nada tenía sentido. Era una apuesta perdida. Un vacío me invadió, el día parecía estar en sintonía conmigo: era gris, triste, melancólico. Jamás me permitiría que alguien más entrará a mi vida así. Aunque tuviera que cambiar, volverme taciturna y antisocial. No importaría, ya no me quedaba nada más que perder. Tenía tanto que pensar, tanto que gritar, tantas lagrimas por derramar. Pero lo razonable era bloquear mi  mente, callar lo que nadie quería escuchar, y aguantarme las lagrimas para un momento más oportuno. Total nada de eso tenía sentido ahora, ya no importaba. El tiempo y las palabras dichas no se podían volver atrás. Y aunque sospechaba haber tomado las decisiones incorrectas, mis intenciones habían sido buenas. Solo me quedaba pedir perdón, sufrir mi condena en silencio, y desear con alma y cuerpo toda la felicidad posible a esa persona, que algún día me había hecho sonreír, que me había enseñado tanto, y que había estado para mí cuando lo había necesitado. Hoy era momento de comprender que solo había sido unos pocos días que debería guardar como un tesoro en mi corazón. después de todo "Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces cualquiera de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión."

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