Necesitaría dormir alguna vez, como lo hace la gente común y corriente. Al parecer yo no pertenecía a ese grupo mundano, a menudo me sentía diferente a ellos y me preguntaba si algo iba mal en mi. Quizás me había perdido alguna charla importante antes de nacer para encajar en esta sociedad. De ser así estaba agradecida de que allá sucedido así, pues demasiada maldad y falsedad recorrían estas calles.

Ignoraba la hora y no me importaba era mejor no tener noción del tiempo. A decir verdad ignoraba hasta donde me encontraba, seguramente en cualquier momento llegaría a mi objetivo. La música me acompañaba como siempre con la intención de evitar los sonidos de una ciudad llena de gente rutinaria. Levantando la vista para mirar distraídamente me encontré con el ángel negro. Quise decir algo. Quise pensar algo. Quise descifrar su expresión. Quise tantas cosas. Trate de diferenciar la realidad de la imaginación. ¿El había venido por mi? La gente que caminaba aceleradamente por nuestro lado no parecía y mucho menos nuestro rostros con expresión indescifrable. ¿Nos veían? ¿En que momento se me había escapado la vida llegando a estos extremos? Cerré los ojos con el deseo de entender. Millones de recuerdos me asaltaron en ese instantes y los abrí rápidamente para escapar de ellos y mi ángel negro seguía de pie frente a mi observándome. Esperando.
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